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Amanecido mejor

En el quinto capítulo de #JugadoresSalidores Bernardo Rodríguez nos cuenta sus anécdotas: “Tengo miles. Si empiezo a contar podés hacer un libro”.

Se convirtió en una de las secciones preferidas de nuestros lectores en tiempos de pandemia, y si de salir se hablaba este muchacho no podía faltar. Así como si se hablaba de desequilibrar dentro de la cancha. ¡Flor de jugador! Lideró la primera generación de Old Christians cuando el Trébol llegó a AUF y pronto su potencial ofensivo se hizo una marca registrada. Mano a mano, velocidad, goles de tijera, talento innato. Se metió en el plantel del Mundial 2008 y ese año faltó muy poco para darle al Old su primer Campenato Uruguayo. Luego por otros menesteres se fue alejando de la actividad, aparecía fugazmente en el equipo hasta que en 2012 colgó los botines. Un personaje en todo sentido, que hoy abre el placard de los recuerdos, porque también fuera de las canchas era incontrolable. Desde Colonia habla sin cassette: Bernardo Rodríguez.

– ¿Cómo era el plantel de Old Chrisians cuando arrancó a jugar en mayores?

El grupo eran ya todos hombres. Estaba Danilo (Dalmás), el Chamaco (Casaña), el Guito (Mario Bolatti, arquero), Fernando (Cabrera), y yo era un gurí. Hacíamos algunas comidas sí, pero el único que metía noche era yo. Mirá yo nunca me cuidé. Y las veces que me acosté temprano no la tocaba al otro día. En ese grupo eran todos mayores. Arranqué directo en Primera, pero la edad no me acuerdo bien. Para las fechas soy horrible. Pero directo a Primera y en ese plantel, imaginate. Yo la pisaba, hacía unas fintas, unos firuletes, una bicicleta, y me querían matar.

– ¿Qué partido recordás no haber estado en las mejores condiciones y sin embargo te fue bien igualmente?

Un partido contra Abstemios, final del interior creo que era. Íbamos a jugar la primera final en Mercedes. Salíamos doce y media de El Portón (parrillada clásica de Colonia) y metí noche a full. Once y media de la mañana llegué a casa y me acuerdo clarito. Estaba mi hermano en el comedor tomando mate con un amigo, para mí eran las cinco de la mañana, y me dice andá a acostarte que se van en media hora. Me tiré un ratito ahí, voy para El Portón y estaban saliendo todos los autos. A mí me toca con el Petiso (Daniel Martínez, el técnico), el Guito adelante, yo, el cabeza Giménez y Pedro Amarillo. Yo atrás del Petiso destilando el alcohol. El Cabeza me dice en una: – respirá pal otro lado que tenés el tal hedor a alcohol! Llegamos a Mercedes a un motel, porque la idea era dormir una siesta y después jugábamos. Cuando llegamos salieron los clásicos bizcochos, fui a buscar uno y le pegué al escalón y casi me caigo. Ahí me mandaron a bañarme, mis amigos me pegaron un baño de agua fría y me acosté un rato. Cuando fuimos a jugar tenía la cabeza como para explotar… empatamos 4-4 y yo hice los cuatro goles. Al otro fin de semana le ganamos 2-1 en la hora en Colonia. Hice el segundo gol yo. De esa vez me acuerdo clarito.

– ¿Cómo la llevabas con el entrenador, Daniel? ¿Alguna vez te dijo algo?

No, no. Con el Petiso todo bien. Terrible onda, hasta el día de hoy. Como será que fue mi suegro después. Un día le dije, mirá que un día vas a llegar a tu casa y voy a estar en la mesa del comedor con el whisky en la mano. Me decía: – No, Ñato. No, no, no…. Y a la larga terminé de novio con la hija. Pero terrible gente, con él bien de bien.

En el Mundial 2008 con Walter, Mascota, Plancha y Seba Castro.

– ¿Y los viajes de regreso cuando se jugaba en otro lado cómo eran?

Mirá, las vueltas de Montevideo, Mercedes, de donde sea, ganáramos, empatáramos o perdiéramos, íbamos los mayores al fondo y los gurises adelante, y siempre con dos o tres botellitas de whisky. Hablando, contando anécdotas, cagándonos de risa, siempre bien. Que es lo que los cuadros de Montevideo no lo tienen a veces, porque van separados capaz. Encima Juan Martín (Lausarot, actual DT) tenía el boliche, entonces cuando llegábamos, copetín y directo para Tres Cuartos.

– Tuviste la oportunidad de ir al Mundial de Brasil 2008. ¿Cómo fue esa experiencia y el comportamiento?

El Mundial fue profesional al mango. Nosotros estamos años luz atrás. Estuvo bueno por la convivencia con los gurises. El cuarto mío era con el Plancha Rodríguez. El primer partido no me vestí, quedé fuera de los doce. En el segundo entré un ratito, metí dos pelotas en los palos y me sacó. ¿¿Sabés lo que era la boca mía cuando me sacó Gustavo?? Por poner a los maridos de él. El Petiso se quería matar, la boca mía era una tostadera. Pero buenazo, sobre todo por la convivencia con los gurises.

– ¿Alguna otra historia que te haya marcado de aquellos años?

Una vez Old Christians y Nacional jugamos como cuatro finales seguidas en el Cilindro, y las perdimos todas. En la última discutí con Juan Pablo (Montans). Termina el partido y quedo tirado atrás de un arco, cerca de los vestuarios. Y me acuerdo clarito que Juan Custodio y Pablo Lanza en vez de ir a festejar me levantaron –yo acabado de las rodillas- y me sentaron en el banco de suplentes. Juan se sacó la camiseta y me la regaló. Esas cosas te quedan. Tengo miles. Si empiezo a contar podés hacer un libro.

-¿Porqué dejaste de jugar y si te quedaste con ganas de haber seguido?

Sí, me quedé con ganas de jugar. Estoy para jugar todavía, tengo rollo para un rato más. Dejé por temas «directivos» más que nada. Jamás tuve una lesión por suerte.

2 Comentarios

  1. Eli

    Ber no solo fue es y seea un gran jugador. Yo lo he visto desplegar magia en Bs As y me encanto.
    Sino que por sobre todo es una maravillosa persona y un ser humano como pocps. De inmenzo corazón

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