El Perro Verde con Rodolfo Grela
El alma máter de Boston River habla tras su retiro: «Voy a seguir yendo y divirtiéndome mirando fútbol sala, que es el deporte más lindo del mundo».
Versátil, polifuncional, emprendedor. Seguramente más afuera que dentro de la cancha, donde fue un lateral o pivot con veinte años de carrera sin grandes luminarias pero con un compromiso inalterable. Pero además de jugador, de impulsor de proyectos como Boston River y Juventud como los más destacados, fue delegado de mesa y ante la AUF, técnico de juveniles, dio una mano como periodista de radio y escrito en estas páginas hace muchos años. Se reencontró con el Perro Verde tras el aislamiento social, chocaron sus puños y café mediante se dispusieron a hablar de todo un poco. Larga pero sin desperdicio de principio a fin la nota de hoy con Rodolfo Grela.
– Lo primero que debo preguntarle es porqué decide dejar de jugar y cuánto influyó eso en la no continuidad del club en la disciplina.
Boston River fútbol sala se sostenía en tres o cuatro patas que eran claves. Una el apoyo institucional. El club bancaba los costos federativos, aportaba la garantía necesaria para competir y demás. El otro el apoyo de nuestros sponsors, el principal el Gallego Barcia (El Galleguito) y el de la Carnicería que locura. Y después estaba el mío, que era más bien en lo logístico. Yo me encargaba, además de estar en el plantel y ser capitán del equipo, de toda la parte de carencia de recursos humanos que tienen todos los equipos. Es multitarea: ir a la AUF, reuniones, fichas médicas… todo ese trabajo administrativo que es bastante desgastante. Yo finalizado el año 2018, cuando jugamos las finales con Nacional, decido que iba a ser mi último año y lo avisé. Me preparé para disfrutar y competir la última temporada. Entendía que con las horas que le dediqué al fútbol sala, necesitaba generar un alejamiento total para priorizar otras actividades de mi vida. De nada hubiera servido solo dejar de jugar y haber seguido con todo lo otro. Yo necesitaba priorizar mi laburo y mi pareja. Así se da mi decisión. Sobre finales de 2019, sobre todo después del partido de Río Branco en Cerro Largo, al que no pude ir, el Gallego me llama y me dice: – Rodo, si vos no seguís, yo tampoco. No estoy para asumir todas las tareas que están vacantes. Así fue que él también dejó. Después hubo una movida de jugadores encabezada por el Plancha, por Seba Castro, el Negro Víctor, Juancito Coronel, que trataban de hacer viable el proyecto. Traté de darles una mano, generar reuniones, pero no se consiguió el apoyo económico que era clave para continuar. Por eso Boston se termina desafiliando. Hablábamos con el Gallego el otro día y decíamos de qué puntería para dejar de jugar, porque si seguíamos este año no hubiera sido nada fácil. Eso es un poco el resumen de mi salida, para cerrar una etapa de 20 años como jugador de sala. En el club además tenía más responsabilidades que las tomé con amor y con gusto, pero tenía que generar un desapego brutal de todo el ambiente del deporte para las actividades que ahora tengo como prioridad.

– Aún tiene en el perfil de Whatsapp la foto del festejo de gol de cuando ganaron los Play Offs en 2018. ¿Qué significó ese momento para usted y, replanteando lo que comentó recién, si no pensó en dejar de jugar ese año, teniendo en cuenta el balance de la temporada?
El momento del gol con Nacional es uno de los más lindos que me tocó vivir en veinte años de carrera. Hay muchas cosas que se resumen en ese penal. El primero el agradecimiento a todos mis compañeros en mis últimos dos años del club. Porque me respetaron en mi rol de capitán del equipo de una manera excepcional. Me tocó ser capitán de jugadores como Seba Castro, Plancha Rodríguez (ambos jugadores mundialistas), el Negro Víctor, Tiki Gaitán, y todos los demás muchachos, sin desmerecer a nadie. Pero ellos con tanto recorrido siempre me respetaron, me dieron mi lugar en el círculo de jugadores inclusive cuando me perdí algún partido por lesión me llamaban para hablar en el momento de la arenga. Y ese penal que me toca patear, es en un partido que el técnico no está porque estaba expulsado y dirige Daniel Molina. Yo ya había dicho en la semana, lo había encarado al entrenador y le dije si hay penales pateo. Sánchez me miró y me dijo: – ¡obvio que pateás! Me lo dijo convencido. Y cuando llegan los penales Molina da la lista: Jorge, Juan y Rodolfo. Elijan ustedes el orden. Ahí le digo al Plancha: yo tiro el último. Además teníamos todos el convencimiento que el Tiki alguno atajaba. Y atajó dos, es un animal. Ese año fue el mejor golero del país despegado. Ese penal en mi cabeza ya lo había pateado 76 veces. Son esas cosas que a veces te regala la vida que se dan tal cual lo había imaginado. El golero hizo lo que yo pensaba que iba a hacer, y yo abrí el pie y fue precioso. Le doy la trascendencia que tiene, el haber ganado un título oficial con el club. Me hubiera gustado salir campeón uruguayo después y no se dio.
También tiene un plus extra, yo soy hincha de Boston River y de religión Peñarol. Y para una persona que lo vive como yo, ganarle a Nacional en cancha de Nacional con un gol tuyo es lo que se sueña desde chiquito. ¿Porqué no dejé en ese momento? No se me pasó por la cabeza porque el retirarme por ganar o por perder no condice con lo que ha sido mi carrera. Yo entiendo que un Catardo, multicampeón uruguayo, cuando tenga 38 o 39, sale campeón y se retira así se va campeón que fue la costumbre en su carrera. No es mi caso. Yo soy un jugador identificado con Boston River que siempre fue un club luchador, metedor, que ha estado lejos de las definiciones. Yo iba a jugar hasta que me sintiera bien y hasta que pudiera dedicarle el tiempo que se necesita. Me preparé para disfrutar el año 20, cumplía 20 años jugando. Y también me preparé para no extrañarlo cuando dejara. Creo que le di un cierre adecuado y me fui como me tenía que ir. Un día perdimos un partido, se acabó el año y no jugué más. No existe eso del momento ideal para dejar de jugar, uno lo piensa desde otro lado. No tenía nada que ver con mi andar por el deporte el decir ahora que salí campeón me retiro… no, esa ínfulas no caben en mi razonamiento. Jugué hasta que realmente tuve ganas.
– Boston siempre fue un equipo activo políticamente ya desde las épocas de Frattín y en los últimos años usted tomó la bandera de representarlo en AUF. Háblenos del 2019, cuando se dieron una serie de reuniones tras la renuncia de Tapia. ¿Qué posición tenía el club ahí? ¿Estaba a favor de la llegada de Oper?
De la gestión de Tapia no vale la pena hablar. Una gestión sin pena ni gloria. Un tipo que estaba por fuera del deporte, que no lo conocía, que sumó nada y restó bastante. A mí no me gustó para nada su gestión. Y cuando vino Oper nosotros lo vimos con muy buenos ojos. De hecho una de las cosas que le criticamos duramente fue la remoción de Leonardo de la Mesa Ejecutiva. Después cuando vino Oper yo tengo algunas discrepancias que son fuertes en la manera de conducir y decisiones que se han tomado. La primera y principal es que Peñarol y Nacional no pueden estar más en el Ejecutivo del fútbol sala. No puede existir más. Recuerdo que en un Consejo yo lo propuse, quedaron todos en blanco, dijeron que eso no se podía, que debería haber un estatuto que lo mandatara. Fueron a buscar y no había nada. Pero por los pasillo se decía que nadie se iba a meter en ese baile porque no existe una sola liga dentro de la AUF en las que Peñarol y Nacional no estén en el Ejecutivo. La verdad que nuestro deporte no los necesita. Mañana los grandes no están y el futsal se sigue jugando. Peñarol se retiró de un campeonato y no pasó nada. Acá no tienen ese poder que tienen en el fútbol de campo. Esa injerencia ha costado carísimo en decisiones que distan mucho del concepto de justicia deportiva. La otra discrepancia que me marcó de manera negativa fue la situación que termina con la salida de Elbio del campeonato. Me parece que al club Elbio no lo apoyaron como había que apoyarlo. No estuve de acuerdo con lo que decía la Mesa ni el Ejecutivo. De todas maneras Leonardo no deja de ser un dirigente del sala, histórico dirigente de Banco, sus hijos juegan, así que nada, dentro de la gente que yo he visto es de lo mejor que podemos llegar a tener. El tema es si está dispuesto a generar un cambio drástico como necesita el deporte. Porque implica en algún momento decirle basta a la Asociación. Pedir una reunión con los presidentes de todos los clubes del fútbol de campo y que el año que viene los que juegan en Primera tengan futsal en mayores y sub-20. Te van a decir que no te van a votar eso, entonces perfecto, yo ahí renuncio. Si voy a hacer el presidente del futsal de la AUF necesito el apoyo de los clubes de Primera. Si no apoyan yo renuncio. Y que el que venga atrás actúe de la misma manera. Y así hasta que alguien logre que nos den pelota. Pero como esa variable no está, porque lo que se hace es mucho laburo para llegar ahí, después no se lo quiere largar. Entonces lo que se trata de hacer es una figura mediadora entre lo que la asociación quiere – que es nada, no tener problemas, presentar la selección y tener sus jueces internacionales, que no le hablen del desarrollo del deporte ni nada de eso, no le importa un rábano – y los clubes de futsal, que quieren ir para adelante. Y ahí también tengo una disyuntiva, porque cuando hablamos de clubes hablamos de Peñarol y Nacional, que tienen una estructura institucional detrás. Los demás equipos son impulsos de los jugadores, se acabó. O de jugadores actuales o de exjugadores que ahora son entrenadores o dirigentes. Son y serán siempre los jugadores los que mantienen este deporte vivo. Más que estar en contra de la gestión de Oper, estoy muy a favor de su llegada y como con todos, soy extremadamente críticos. No es el caso extremo de lo que fue la administración Tapia, pero hay cosas que no se pueden permitir más a mi criterio. Es como le digo, me acuerdo el discurso de Leo cuando asumió diciendo que acá estamos todos de acuerdo que los últimos quince años no hemos avanzado en nada y que estamos cada vez peor, verdad? Y todos los delegados asintiendo. Entonces nosotros tenemos que cambiar, porque hay una cosa que es común en estos últimos veinte años, y es que siempre ha habido un delegado de Nacional y uno de Peñarol en el Ejecuivo. Así que tenemos que empezar por ahí. No puede haber más alguien representando a uno y a otro en el Ejecutivo. No puede estar más! Porque la definición de estupidez es hacer siempre lo mismo creyendo que uno va a tener resultados diferentes. Ahí partí con una discrepancia de plano, pero eso, solo algunas discrepancias.

– ¿Se ve en un futuro cercano aportando en algún proyecto deportivo desde lo dirigencial, o porque no en la Asociación?
La verdad que no. No me gustaría en este momento estar vinculado al fútbol sala, ni como dirigente o directivo ni en la parte de técnico, que ya tuve alguna experiencia en estos veinte años. Como directivo no. Duro un día. En el supuesto, tener que estar del lado de la AUF duro un día, porque hay cosas que hacen inviable al deporte y son esas pequeñas grandes cosas por las que la Asociación no va a cambiar. Me encantaría formar parte de un proyecto que finalmente logre disociar al fútbol sala de la AUF. Como tiene la LNFS en España, como es la CBFS en Brasil, que organizan su liga de forma paralela. Con respaldo de la asociación pero con autoridades totalmente independientes, con un Colegio de Árbitros independiente, con árbitros exclusivos de la disciplina. Si en alguna vez volviera al sala en el ámbito directriz sería en ese ámbito. Y como creo que no se va a dar, lo descarto de plano. En la parte de entrenador no, por lo menos en los próximos cinco años. Yo soy un convencido de que un entrenador tiene que tener una diferencia generacional con sus jugadores. Es muy difícil dirigir compañeros. Creo que tiene que tener una distancia con el grupo, y lo principal para tener al grupo sano, es esa verticalidad que emana el entrenador y acata el plantel. Si podría adelantar ese proceso en juveniles, dirigiendo algún sub-17 o sub-20. Pero en este momento lo único que tengo para disfrutar del fútbol sala en sentarme a tomar unos mates y charlar con los amigos sobre el partido que estemos viendo. Así que por el momento te diría que no al tema de entrenar, y la parte dirigencial creo que está descartada porque no me motiva para nada tener que ser dirigente en la coyuntura actual del fútbol sala, que viene de hace 20 años, que para mí además de ineficiente colabora al deterioro del deporte y a la nula expansión del mismo. Que lo lleva prácticamente a la inexistencia, a tener un formalismo de competencia anual para decir que Uruguay tiene fútbol sala cuando realmente no lo tiene.
– Repasemos un poco su carrera. Boston River el gran protagonista. Mencione tres entrenadores que hayan sido importantes en su trayectoria y porqué..
El primero y principal Miguel Quintas. Por lo que era como persona, por cómo me cuidó, porque fue el que me hizo jugar mis primeros partidos en Primera División. Porque debe ser uno de los mejores tipos que conocí en mi vida y trascendió lo futbolístico totalmente. Además manejó un grupo divino que fue el River Plate 2002/2003. Va más allá de lo que nos enseñó como jugadores, por lo que nos enseñó como ser humano fue el que más me marcó. Los otros dos que para mí son los mejores que tuve son el Negro Miguel (Aguirre Zabala) y Daniel Varela. Miguel para mí es un entrenador integral, entiende todo. Propone una dinámica de entrenamiento que es brutal, donde trabaja todos los aspectos técnicos y de fundamento del juego. Aparte tiene una virtud tanto él como Varela que en eso son similares, que es que lo pueden explicar en el ejemplo. Miguel es un tipo mucho más verborrágico que Daniel, tiene más discurso. Y Daniel es metódico y un laburador del equipo. Son los que más me dejaron en lo metódico y en esa sana obsesión por el juego y el análisis del rival, el potenciar al jugador dándole herramientas desde lo individual y después trasladarlas a lo colectivo. Esos tres: Miguel Quintas en primer lugar por todo lo que le comenté, y segundo lugar compartido los otros dos.
– Ahora le pido haga el mismo ejercicio con los jugadores que haya compartido
Tengo la enorme suerte de haber jugado con casi todos los mejores de la generación anterior y de la actual. Entonces le puedo hacer un raconto de ambos grupos generacionales. El primero que me deslumbró como compañero fue, cuando llegué a Malvín, Mauro Roibal. Era brutal, brutal lo que imponía Mauro desde el arco. Vos sabías que tenías atrás una garantía extra. Y salías con un plus que pocos arqueros he visto que lo den. Y en ese Malvín estaba Gustavito Silva, que nunca vi un pasador de pelota con esa calidad. Nunca más lo vi. Esos dos desde mis primeros años, en 2007, me impresionaron de tenerlos al lado y ver lo que hacían. Después en Juventud de Las Piedras tuve la suerte de jugar con Santiago Blankleider y Juan Custodio. Ese año Juan estaba que era una cosa…. No había con qué darle, era un infierno. Lo que yo le vi hacer en una cancha no se lo vi hacer a nadie. El tipo veía cosa que estaban pasando en el parquet que no estaba viendo el resto. Encontraba el jugador libre, tenía uno para uno, pase, tiro, lectura integral del juego, cero egoísmo. Porque él no necesitaba demostrar porque sabía que era el mejor. Ese ego bien llevado hacía que jugara en función del equipo todo el tiempo. Y ese año además, el pivot más determinante que vi: Pancho Abelleira. Hacía seis goles por partido, una cosa brutal. Santiago bueno… no lo voy a destacar yo. Un placer también jugar con él. Porque al compartir con él también te das cuenta que no es solo un jugador habilidoso sino que tenía además lectura integral del juego.
Más viniendo a la actualidad, de los compañeros que he tenido tengo que destacar al Tiki (Gaitán), un animal. Pocas veces he visto atajar lo que atajó en estos dos años. El Negro Víctor en 2018, demostrando que si él hubiera querido hubiera sido un jugador de elite en Uruguay. Te tengo que hacer una salvedad, de dos compañeros que son ser desnivelantes como los otros, tenían una influencia sobre el equipo que trascendía sus capacidades futbolísticas, que jugar con ellos era jugar con seis. Son Nico Mato y el Pato Pastoriza. Esos dos líberos que capaz que no son los mejores del Uruguay o que capaz no son los que más estuvieron en la selección, lo que trasmitían cuando se plantaban ahí atrás era tremendo. Como ‘polenteaban’ al compañero que estaba al lado. Y por último un golero de Italia, cuando jugué en Serie C: Enrico Ricordi. En ese momento tenía 20 años y era una araña. Ahora por algo está en A1. Tremendo, agilidad, un estilo Lavoisier para los que somos más viejos.

– ¿Le gustaba más el futsal de antes, más posicional y con tiempo para pensar, o el de ahora con ritmo vertiginoso?
Me gusta mucho más el de ahora. El intenso, el de correr, el de cambio de biotipo. Jugado a altísimo nivel es maravilloso verlo. Tuve la suerte de ver cuatro veces al Barcelona en su cancha y es un deporte apasionante jugado a altísima velocidad. El otro era más de ajedrecista, a los románticos nos sigue gustando, pero sin duda que me quedo con la versión más moderna.
– En Boston tuvieron entrenadores de primera línea del medio local en los últimos años, pero siempre le costó mucho meterse en la definición, tanto que solo un año jugaron la final, en 2018. ¿Qué pasó que se lo tenía siempre como un factible protagonista y luego no cristalizaba de la mejor manera?
Creo que el hecho de tener un equipo competitivo para pelear un campeonato depende de muchos factores. Yo hablaba mucho con el Gallego de que vos podés hacer todo bien desde el punto de vista de organización, desde las condiciones para el entrenamiento, etc, y aún así no obtener resultados. Porque a la final llegan dos y campeón sale uno, y competimos catorce. Y la irregularidad, se da en el deporte profesional, más aún en el deporte amateur. En las épocas de Aguirre Zabala y Varela creo que teníamos un tremendo cuerpo técnico, siempre además con el Profe Molina que ya hace como ocho años labura con nosotros, pero faltaba el material humano. Teníamos planteles que no tenían la calidad de jugadores que se requieren para pelear un campeonato. Sí creo igual que podríamos haber dado más porque teníamos condiciones de entrenamiento por encima de la media y perdíamos con equipos por ahí del mismo poderío pero con menor infraestructura. Ahí tenés además una división muy fuerte entre dos estilos muy distintos de concebir el entrenamiento y el armado de planteles. Miguel y Daniel son técnicos que van a trabajar con lo que le des. Ellos no le van a sacar el culo a la jeringa. Si vos le das cuatro zurdos que patean con derecha van a ir todo el día a entrenarlos y sacarles el máximo y adaptarse al plantel que tienen.
En cambio entrenadores como Gustavo o como Gonzalo (Fresia) son además de entrenadores, armadores de plantel. Entonces esa diferencia es clave. Sánchez salió a buscar los jugadores que necesitaba para pelear el campeonato. Lalo también. Después como te digo, se da el resultado o no se da, pero tenés un plantel en condiciones de pelear. Ahora, para poder pelear tenías que hacer el laburo anterior: una base de plantel, un lugar de entrenamiento establecido, condiciones dadas para aprovechar la capacidad del DT y el Profe. Y todo eso se fue construyendo en años que no se dieron los resultados. No acompañaron en ese proceso ni en toda la historia del club. Boston nunca hizo una campaña como la del 2018. Y también rescato la del 2019. Porque la segunda rueda que hace es perfecta prácticamente. De hecho el campeón que arrasó con todo el mundo a nosotros no nos pudo ganar. En el balance el 2019 no fue un mal año aunque tuvo un pésimo Apertura. Entonces como le decía, encaramos el proyecto en el año 2011/2012 cuando volví de Italia, subimos de la B a la A, formamos gente del club, empezamos a traer cada vez mejores jugadores, trajimos entrenadores y se fueron dando los resultados. Este fue un club que todos pagaban 500 pesos para poder jugar. Entonces vos no podés traer jugadores que cobren o que no pagaran cuota porque generás una diferencia brutal en el plantel que puede traer problemas. Cuando se mejoró eso, ahora nadie paga nada, tenemos un buen entrenador y vamos a ver si podemos traer algún jugador más. Eso pasó cuando llegó Gustavo y también con Gonzalo. Hicimos un esfuerzo a nivel club que ameritaba pelear el campeonato.
– De lo que vio en el exterior, futsal de otras ligas, ¿qué es aplicable, sin depender del dinero, para el medio nuestro y que lo favorezca?
La última pregunta puede ser perfectamente planteada para un debate de seis semanas. Yo tuve la suerte de estar una temporada en Italia en Serie C y además he tenido la viveza o el atrevimiento de entrenar en distintos equipos de fútbol sala del mundo. Me pasó en Dinamarca con el Copenhague, que era el campeón de Liga. Me pasó en España que entrené con el Gasifred, el equipo más fuerte de las Baleares. En Chile entrené ya con varios equipos. Cada vez que me toca salir me intento generar ese espacio para compartir y ver cómo se vive el fútbol sala en otros países. Lo primero y principal que yo vi en Italia y me pareció fantástico es generar la inclusión y que todo sea deporte federado. En Italia se parte jugando en Serie D, que son provinciales. En la categoría provincial uno puede presentar canchas de césped sintético, abiertas. Solo se tiene que jugar con el primer equipo y va un solo árbitro en dos tiempos de 30 corridos. Sin guardia policial, sin nada. El nivel cultural es otro también, pero bueno. Eso es torneo oficial de la Federación. La serie D clasifica a serie C2. Ahí ya es regional pero se mantienen las mismas condiciones, inclusive la de jugar en cancha abierta de pasto sintético. Cuando uno entra en Serie C1, que sigue siendo Regional, ya tenés que jugar en gimnasio cerrado – al 40×20 ni lo nombré todavía – y ya tenés a dos árbitros en dos tiempos de 30 corridos. Llegás a Serie B y ya es futsal FIFA, con terna arbitral y demás. Canchas cerradas por supuesto. Ya en A2 y A1 las exigencias son mayores, hasta el tamaño de la cancha. A que voy con esto. No existen prácticamente los campeonatos de fútbol 5. Todo el mundo juega federado, entonces tienen una cantidad de clubes dando vuelta en la Federación del Calcio y de deportistas federados, que hace que aparezcan jugadores. Porque la final de la D de tu provincia la vas a ver. Y esta la Copa Italia que cruza a equipos de distintas divisionales. Y todo el mundo juega con las reglas de futsal FIFA. Eso acá es inverso. Acá se generó una comisión para prohibir escenarios deportivos. Como Rowing, poniendo como ejemplo que había un metro y medio entre la línea de fondo y la pared. Yo agarré y fui a medir Mavín y resulta que tiene menos todavía. Pero resulta que Malvín estaba habilitado…. Entonces nosotros buscamos lugares para no jugar y allá priorizan que todos estén federados. Cuando llegás a determinada categoría vos tenés que aumentar tus prestaciones como club, pero si no estás federado igual. Creo que eso sería lo primero, generar que se practique el deporte. No vas a dejar que un equipo que juegue en una cancha de fútbol 5 juegue la Libertadores pero si lo podés dejar jugar de un torneo que organiza la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Eso por un lado. Después el apoyo que acá parece ser imposible. Cualquier equipo allá que pasa de Serie D a Serie C recibe unas 15/20 pelotas a principio de temporada. Entonces todos tienen balones, que es la materia prima, un espacio físico y una pelota. Todo eso parte, el aumentar el volumen de deporte federado, de que a la Asociación le tiene que interesar y dar recursos humanos para exponenciar el número de gente que participa. Y creo que eso acá no se quiere hacer. Más plata que la que recibió la AUF en los últimos años no va a existir. Nosotros con una monedita de lo que le entra a la selección hacemos magia. Yo no puedo entender por ejemplo en el Complejo Uruguay Celeste porqué no hay una cancha de fútbol sala… ¡¿Porqué?! Con la inversión que se hizo en ese complejo gigante, porqué no un gimnasio para que nuestras selecciones tengan un lugar para entrenar. Es tanto como hacer una planchada de portland, poner una buena carpeta de goma arriba y después una carpa. ¿Nadie lo planteó? A nadie se le ocurrió decir: – ¡qué bueno el Complejo Uruguay Celeste! ¿Porqué no una cancha de fútbol sala ahí adentro? Nosotros con Boston organizamos también un viaje a Italia y pudimos jugar en los campos de la federación y son una maravilla. Jugamos contra equipos de Serie C y D y todos tienen más infraestructura que nosotros. Y a veces no necesariamente no por grandes erogaciones de dinero sino por el apoyo. Entonces yo lo primero que buscaría es lograr generar una competencia federada. El campeonato local de Mercedes en Soriano se juega con reglas FIFA, bueno muchachos, ¡hagan algo con ellos! Denle grado AUF, federen a esos jugadores y tengámoslos dentro de la disciplina. Es ponerle un poco más de voluntad me parece.
– En veinte años, además de las amistades y los buenos momentos, también habrá alguna rivalidad fuerte que se haya generado. ¿Recuerda alguna?
A ver, rivalidad deportiva era la que teníamos con el Club Victoria. Era muy fuerte en mi primera época de Boston en el 2004/2005. Nosotros con el Galleguito Muniz, el Negro Alejandro, el Gallego Barcia… Y el Victoria que tenía a los juveniles Peti Techera, el Pato Pastoriza. Pero era una rivalidad linda, competitiva. Después lo normal. Creo que los encontronazos más fuertes que me tocó vivir fueron en la B. Jugando con Boston en la B teníamos un equipo muy joven y todos habían hecho formativas en equipos de sala, y jugabas contra equipos que no tenían en su mayoría jugadores del sala. Entonces elegían como manera de contrarrestar el juego la brusquedad. Ahí se generaron algunas picas, que quedaron en eso, en anécdotas. Fueron rivalidades muy intensas en ese torneo de la B del 2011 (jugado en cancha de CeSoPe), que es una característica de los campeonatos de ascenso. Y nos venían a buscar, todos. Después lo normal del juego, ninguna para destacar y mucho menos a nivel personal. Siempre prioricé las cosas positivas sobre las negativas. Si alguien quería tener un problema conmigo tenía dos problemas: que estaba enojado conmigo y que a mí no me importaba.
– ¿Porqué no llegó a cerrarse el traspaso de Richard Catardo a Boston en el año 2013?
Ese fue de los primeros años en que el club podía permitirse que algunos no pagaran cuota. En ese sentido pudimos arrimar a algunos jugadores como el Pato Pastoriza, Marito Viñoly, el “Osto” (Codina), Nico Salaberry. Estábamos entrenando con Andrés Del Río, que fue el técnico por dos semanas, y apareció una persona que quería arrimarse al club desde el plano dirigencial y sumar a Richard al equipo y que él se encargaba de conseguir quién le pagara. Richard en ese momento estaba también en conversaciones con Old Christians, parecía que llegaba a un acuerdo con nosotros y le dijo a Old que no iba a ir y se viene a entrenar con nosotros por una semana. La cuestión es que él no quería venir solo. Él quería traer a más jugadores porque entendía que el potencial deportivo de Boston en ese momento, aunque estuviera él, no le daba para pelear el campeonato. Yo le digo que no hay drama pero que la cuota sale tanto. Empezamos una discusión inconducente y le explico que había un plantel que ya estaba hace tres años, y que no le quería sacar el lugar. Él insistía en que se precisaban más jugadores para salir campeón. En esos dimes y diretes un día nos llega la novedad que Richard arregló en Colonia. Perfecto, ningún problema. Del Río manifiesta que no se va a hacer cargo del equipo finalmente no me acuerdo muy bien qué le pasaba. Ahí yo lo llamo al Gallego Barcia, que era la persona que iba a poner unos mangos por Richard, y le digo de apostar por el Negro Aguirre Zabala, que va a trabajar con las dos categorías y formar para el futuro. Dicho y hecho, en dos días lo tenemos arreglado a Miguel para jugar y dirigir. En esas cae Richard al Rowing a decir que no había arreglado con Colonia, nos juntó al grupo para contarnos y cuando terminó le pedí para hablar solos y le dije que la chance ya se había caído. Todo bien, vamo’ arriba, pero la guita que teníamos destinada para un jugador profesional ya la gastamos en traer al entrenador. Se fue y terminó saliendo campeón ese año con Old Christians, cosa que me parece perfecto haya hecho.
En ese momento me parecía que las condiciones no estaban dadas para tener un jugador pago en el plantel y había que priorizar a los gurises del club. Si nosotros podíamos sumar a Richard para potenciar lo que había, y los más jóvenes aprender de él, servía. Ahora, si lo que pretendía era usar Boston para traer varios jugadores y armar Richard Catardo Fútbol Club, la verdad que te agradezco pero… Creo que tan importante es ganar que el cómo ganás. Después el plantel se fue depurando y algunos muchachos por los que uno optó para que siguieran y los cuidó en su momento, no lo valoraron. Por suerte todo pasa y a principios del 2019 tuvimos intenciones de traer a Richard. Hablamos, él expresó que en aquel momento quiso lo mejor para el club y yo le dije que también. No soy amigo de Richard, tengo una correcta relación y si lo veo lo saludo. Tengo muy buenas referencias de él como persona. Fue una diferencia de concepción sobre lo que había que hacer nada más. Después quedó eso de que fuimos el equipo que le dijo que no al Mascota y no fue eso, no nos pusimos de acuerdo en cómo se iba a encarar el año deportivo. Mirando para atrás creo que se actuó de manera coherente, y todos los jugadores que estuvimos con Miguel ese tiempo aprendimos un montón. Ese año también hicimos la gira por Europa. Había todo un proyecto que había que respetar. Opté por priorizar al grupo por encima del mejor jugador del futsal uruguayo. Hice lo que me enseñaron en el 2004 cuando entré al club. No hay ningún individuo más importante que el grupo. No hay ningún campeonato más importante que la solidez del grupo humano. Creo que son valores que están buenos mantenerlos y trasmitirlos.
– Siempre fue un hombre confrontativo en las reuniones de AUF contra las mesas de turno. Antes del último cambio de autoridades recordamos una participación muy elocuente suya donde se planta ante una actitud supuestamente conciliatoria ¿Qué apreciaciones tiene sobre ese discurso que varias veces a sobrevolado las asambleas?
La verdad que esos directivos que vienen, están un tiempo en AUF y se van, no me generan nada. Entiendo que restan más que lo que suman. El caso de Tapia es el más claro, sin meterme en temas personales. Y la gente con la que se rodeó tampoco me convence para nada la forma en la que procedieron. Yo celebro que ahora por ejemplo esté Andrés D’Alessandro vinculado. Ojalá lo escuchen y lo dejen ejecutar ideas. Yo siempre fue muy vehemente para defender mis posiciones. Vehemencia porque me apasiona el deporte y porque siempre estuve convencido de algunos argumentos para mejorar el deporte. Y sobre todo para no tolerar más el discurso barato. Yo hace 20 años juego fútbol sala, de ese tiempo unos 15 años prácticamente concurrí a la AUF como delegado, y todos los años al empezar en la primera reunión escucho lo mismo: este es un año de transición. ¿De qué transición me hablan? ¿Cuándo va a ser un año de continuidad, de mejoras, de crecimiento? Siempre está la excusa para decir el porqué no podemos competir como queremos competir. Otro ejemplo que recuerdo y lo tengo tatuado es el de la pelota MGR. Llego a la reunión de clubes, pelota delante de la mesa para comunicar el formato del torneo y anuncian el acuerdo con MGR que iba a dar no sé cuántas pelotas para cada club y que iba a ser la oficial del certamen. Levanto la mano, pido la pelota y les digo: – estimados, todo bien… felicito la gestión comercial pero con esto no se puede jugar. Esto no es una pelota, es una bolsa de nylon. Y ya saltaron como que uno quisiera meter palos en la rueda. Bueno, MGR se compromete a reembolsar o reponer las pelotas que fallen, nos dicen. Y así estuvimos todo el año yendo a cambiar pelotas, pero además de eso, las nuevas eran lamentables. Era una baldosa deforme eso. Fue la peor pelota con la que jugué en mi vida. Y eso no precisaba un comité asesor. Con un jugador que hubiera jugado alguna vez, ni siquiera uno bueno porque la agarré yo y me di cuenta, era suficiente para entender que lo comercial no podía estar por encima de la mejora del deporte. Y la pelota es clave. Porque cuando jugás con una buena pelota, el jugador mejora. El control, el tiro, el pase… De esas anécdotas tenemos miles en estos años, de cosas que se han hecho mal en contra del desarrollo del deporte. Más allá de los tipos que han estado esporádicamente, que básicamente son oportunistas buscando escalar un puestito dentro de la AUF, me gustaría que sigan estando gente como el Pato Lasalvia -que se fue podrido de todo- o como Andrés ahora. En todas las reuniones de clubes, en todas, está Nico Moliterno sentado ahí. Y no le preguntan nada. ¡No le preguntan nada a Nicolás Moliterno! Si lo extrapolamos con el fútbol de cancha es como si Luis Suárez fuera el delegado de Malvín. Qué se yo, es muy llamativo y no deja de asquearte un poco esa situación. Y reafirma de que hay que irse de la Asociación, porque al producto genuino del fútbol sala, al jugador, al entrenador, al dirigente, no lo tienen en consideración.
– ¿Qué visión general tiene sobre el tema selección? Usted siempre ha seguido las actuaciones de Uruguay, ¿qué le parece que se podía haber hecho años atrás para ponernos a tono con los rivales de Sudamérica?
Lo primero, yo no me voy a poner a decir quien tendría que dirigir. Yo creo que el técnico que está ahora tiene sobradas credenciales para ser entrenador de la selección uruguaya. A mí particularmente no me fascina la metodología que tiene, sí me gusta mucho el perfil de Diego. Me parece un tipo serio, laburante, que le encanta el deporte. Un amante del futsal, además de haber sido jugador. No creo que venga por ese lado. Para la última Eliminatoria hubo un proceso de trabajo bastante largo y en función de cómo nos había quedado el grupo, nos ilusionamos con ir al Mundial. Todos sabíamos que era ese mata-mata con Venezuela. Tampoco era un gran sorpresa perder con ellos, porque quienes vimos el Sudamericano sub-20 que se jugó acá en Uruguay a este muchacho Francia y otros, ya los conocíamos. Y Bento y Viamonte que vinieron a Peñarol fueron totalmente desequilibrantes, grandes responsables que saliera campeón Peñarol. El gran problema nuestro es que queremos aislar la selección de la competencia local. El proyecto de selección además está rengo, no tiene un profesor contratado a tiempo completo, no tiene un médico contratado a tiempo completo. El trabajo que hace Java con los goleros hasta dónde yo sé era honorario. Hoy por hoy se trabaja en conjunto, cuidando las sesiones de entrenamiento, cuidando la alimentación de los jugadores, hablando con los clubes. Pero más allá de eso es imposible tener una selección competitiva cuando vos tenés 30 jugadores seleccionables. Son lo que podés ver acá, porque jugando a alto nivel tenés cuatro, Xande, Salgués, Catardo y Ataídes que ahora vuelve. Entonces vos no podés exprimir una piedra. Si acá no armás una liga con diez equipos competitivos que estén armados fuertes y que haya partidos exigentes todos los fines de semana, que se juegue de marzo a noviembre, es imposible que mejore la selección. Si no tenés jugadores seleccionables, podés traer a PC de Oliveira, entrenar los siete días de la semana doble horario, que si no tenés materia prima no hay manera. La última generación de jugadores seleccionables, de Custodio, Blankleider, Mascota, vino de la época con más clubes, con tres categorías y hasta varios con sub-15.
En la época que pasa el fútbol de salón a la AUF, que Uruguay estaba muy fuerte, acá había A. B y C. Se jugaba fútbol de salón por todos lados. En ese auge del deporte había una cantidad impresionante de jugadores seleccionables, y lo mismo cuando pasó a jugarse el futsal a Portones y se televisaba. Y eso disminuyó, entonces no hay manera de armar una selección competitiva. Armás un combinado fuerte, para ganarle a las selecciones que están con las mismas limitantes que nosotros, que en este momento son Perú, Ecuador y Bolivia. Si no nos damos cuenta que el problema está adentro… Es muy fácil mirar afuera: – ah, el resto crece, el resto es profesional… Loco, fíjate lo que podés arreglar internamente. Pedimos que se organice un campeonato de fútbol sala, que incluyas al interior. ¿Cuántos jugadores nos perdimos durante todos estos años que pudieron dar tremenda mano? El caso más claro es el Mincho, que se pudrió de hacer goles por todo país. Estuvo años sin jugar en AUF y estaba ahí a 500 kms. Y eso que cuando apareció en 2007 revolucionaron el futsal con aquel equipo. ¿Cuántos más andan por ahí en la vuelta y no los conocemos? Sin campeonato local la selección es impensable. Si la disociás de la actividad local y de la dinámica con los clubes no hay manera.

– Se ha hablado en distintos momentos de realizar una apuesta a un técnico extranjero. En base a lo que nos comentó en esta respuesta, ¿usted no vería con buenos ojos la llegada de un profesional de otro país más allá de que se lo pueda costear?
No. Si vos traes a un profesional tienen que estar las condiciones dadas para traer a un profesional. Sino por más aptitudes que tenga no va a poder hacer nada. Con esta liga y esta base de jugadores es gastar plata al cuete. Si alguien de afuera hace un estudio de lo que es nuestro futsal te tiene que decir muchas gracias, pero ustedes no están preparados para dar este paso. Lo que habría que contratar es gente que se especialice en desarrollar el deporte. Y después de tener tres, cuatro años de liga competitiva, de ampliar la base, empezás a ver lo de la selección. A Vicente De Luise que lo llamaron de nuevo de Chile, le dijeron no solo para dirigir la selección sino para que los ayude a armar la liga local, para que vean cómo se compite. Si traen un tipo como puede ser Lozano por ejemplo (ex DT de España y ahora presidente de la LNFS) notable. Alguien que realmente haga de esto un deporte practicado por una amplia masa de deportistas. Y claro que se necesita más difusión. Hoy estamos en el mundo del streaming, es todo mucho más fácil. Con un celular de buena capacidad se trasmite el partido de una manera mínimamente decente. Tenemos que hacerlo viral al deporte. Un técnico no soluciona nada, este problema es de base, no de la punta de la pirámide.
– Por último le pido que cuente alguna vivencia en sus viajes con Boston River, los que sean reproducibles al menos…
Voy a tratar de ser lo más políticamente correcto para no generar alguna pelea o divorcio. El plantel de Boston del 2004 al 2006 no desperdició una sola ida al interior. Nuestro lugar favorito era Salto. Sin dar nombres eran boliches que eran tomados cien por ciento por el plantel. Colonia también, que recuerdo que en los primeros años trabajaban ahí jugadores de Old Christians. Ya cuando estaba llegando al final del partido el líbero nuestro estaba arreglando la entrada al boliche con el pivot rival. Dentro de la cancha. El arsenal de amenities que se llevaba para el posterior al partido era una cosa pocas veces vista. En ese sentido si me quedo con una anécdota me quedo con una de Colonia donde ya era las siete de la mañana del otro día, yendo para la terminal –porque obviamente al ómnibus lo habíamos dejado irse en paz- estábamos bajando por la rambla, ahí por la estación de servicio, y se lo vio a uno de los jugadores de Boston haciendo trabajo honorario lavando los autos con balde, agua y jabón. La gente de la estación no estaba muy contenta con nosotros… Después entrando a la terminal había una exhibición de motos y uno decidió subirse y hacer un test drive… en fin. Todos volvimos sanos y salvos. Otra muy buena fue viniendo de Salto, nosotros teníamos un compañero de sexualidad abierta y él decía que el colega que se dormía en el viaje lo despertaba con un beso en la boca. Y ese día venía con nosotros un periodista de Últimas Noticias, que se durmió y nuestro colega lo ajustició con un beso, con todo cariño y respeto. En ese momento el muchacho se levantó y se bajó del bondi, que estaba en el medio de la nada. Y así eran todos los ómnibus nuestros, nos cagábamos de risa.
También hay algunas muy divertidas de los chiquilines de Boston haciéndose entender en italiano, que era para tenerlas filmada. Y en Italia con el Pato y el Santi, festejando un cumpleaños, nos quedamos los tres solos en la cancha del CUS Ancona porque la gente allá se acuesta temprano. Y nos empezamos a manijear de que teníamos que afanar –en verdad no era un afano, era un préstamo- la camioneta del club para volver porque hacía un frío increíble y mañana la devolvíamos. Hay un video que por suerte no lo tengo más, donde está grabada toda la discusión, los pro y los contra de porqué nos teníamos que llevar la camioneta. Así fue que nos terminamos yendo caminando. Allá tuvimos algunas salidas, como las de fin de año, que quedan para toda la vida porque éramos pocos uruguayos a un tren de distancia, lejos de la familia. Todas tienen el condimento de que alguna copita detonó y la convirtió una anécdota por encina de la media. Eso se ha perdido un poco, yo no sé qué le pasó a las generaciones nuevas. Para nosotros el partido en el interior era la vida. Teníamos marcado en el calendario y ya sabíamos que ese sábado íbamos a viajar, jugar, quedarnos al baile y luego volver. Como pudiéramos. Eso cambió, porque empezaron a querer ir en los autos. Y eso de puaah, hay que ir hasta Mercedes?? Y para nosotros ir a Mercedes era ir a Las Vegas, una maravilla. Se perdió un poco eso del tercer tiempo con el grupo, que en Boston siempre estuvo presente.
– ¿Le quedó algo para decir en este rato compartido?
Sí, tres o cuatro cosas que para mí fueron claves y a las analizo ahora tras veinte años. Primero la importancia del deporte en la vida de una persona. Lo que aporta, desde valores, desde entender el grupo, la solidaridad con el compañero. Eso es impagable. Después la importancia del club, el club que me cuidó durante tantos años que fue Boston River. Yo ahí tuve y tengo amigos. Me acuerdo de Eduardo, el cantinero que falleció el año pasado. Edu estuvo en la cantina casi doce años. En los momentos en los que yo estaba muy mal, corto de plata, yo cenaba en la cantina y nunca me cobró nada. Incluso me bañaba ahí porque no tenía calefón. Cuando no podía pagar más alquiler y me tuve que ir de algún lado, ahí yo siempre me podía quedar y tenía el abrazo y la palabra de un amigo. Eso te lo da el club, por eso cuando uno pudo estar un poco mejor lo primero que hicimos con el Gallego fue regalarle dos calefones de cien litros. O ir a pintar. Es muy importante la función de un club social. Después el agradecimiento a todos los que estuvieron conmigo en todas las locuras que hice. No puedo dejar de nombrar a Marcelo Navarro, que es junto al Rafa D’Averede dos de los grandes amigos que hice para toda la vida. Lo mismo con el Pato Pastoriza, ni que hablar el Gallego Barcia! Ese está fuera del lote, es parte de mi familia.
Después la manera en la que uno comunica, la vehemencia para decir mis verdades –que no quiere decir que sean las verdades- que alguna gente le gustaba, a otra no. Pero bueno, uno no vino al mundo a caerle bien a todo el mundo. Es imposible, todos pensamos diferente, Si vos le caes bien a todos algo estás haciendo mal. De la misma manera si les caes mal a todos. Así que haber tenido gente que difirió conmigo me ayudó a crecer, a tomar mejores decisiones. Y a los que me acompañaron y me aguantaron la cabeza, quiero destacarlos en tres grupos que fueron muy importantes El de River del 2000 al 2004, que me abrió la puerta de este deporte, y ahí tengo que hablar de Daniel Darino, ya antes me referí a Quintas. Luego Boston River del 2004 al 2006, mi primer pasaje. Me enseñaron básicamente a enseñarme como un hombrecito. Y el último Boston que me regaló dos años de alto nivel de compromiso, de futsal, de amistad. Tuve la suerte que todos ellos estuvieron en mi casamiento y pasaron cosas que trascienden lo deportivo ampliamente en este último período. A Barcia, a Molina, a todos los entrenadores que pasaron por el club, porque cuando dejás de jugar te das cuenta de la importancia que tuvieron todas esas pequeñas situaciones que aparentaban ser deportivas, pero que se trasladaban mucho más allá de una cancha del fútbol sala. Voy a seguir yendo y divirtiéndome mirando fútbol sala, que es el deporte más lindo del mundo. Sentarme con el Chelo, o con Luis Silva, o con el Peti Techera, o con Santi Blankeider. Así que eso, el enorme agradecimiento haberme permitido vivir lo que viví. Esta es la última nota que doy relacionada al futsal. Abrazo.
Fotos: Claudia López / El Show del FS