La vida misma
El adiós de Pablo Lanza: «Estoy muy satisfecho con mi carrera y con el grupo de amigos que siempre estuvieron para apoyarme. Ahora voy a tener familia, después sí me encantaría comenzar la aventura de ser entrenador».
La final del Campeonato Uruguayo 2024 fue también el final de su carrera. Respetado por compañeros y rivales, terminó de construir en esta última década, la imagen de un referente indiscutido para el Club Atlético Peñarol. Debutó siendo un adolescente, con 15 años, en el River Plate de la temporada 2001. Antes había empezado en Bohemios, después pasó por Nacional, y desde el 2014 defendió al club de sus amores. Nueve veces campeón uruguayo, mundialista con la selección en Brasil 2008, y una cantidad de años ininterrumpidos jugando en Primera División, que es difícil de encontrar casos parecidos. Pablo Lanza colgó los botines, pero su historia con el fútbol sala sigue. De todo eso, habló con El Perro Verde en exclusiva para El Show del Fútbol Sala.
– ¿Qué valoración hace del título de este año con Peñarol? ¿Cómo vio al equipo durante la temporada?
Fue un año distinto, porque ya desde el comienzo, cuando nos sentamos con Marce (Solomita) a planificar el año, y se determina que Facundo sea el entrenador, yo ya les había dicho a ellos que este iba a ser mi último año. Por un tema de edad y porque voy a tener familia. La decisión ya estaba tomada, la había hablado con mi señora incluso. Creo que fue un torneo bastante duro para Peñarol. Primero porque se comenzó enfocados en la Libertadores, que estaba al principio del calendario. No participé por una decisión técnica, en cancha, pero sí estuve con el plantel todo el tiempo. Se fueron a buscar refuerzos para ganar la Copa, fuimos de menos a más, pero lamentablemente no se nos pudo dar. Se nos acortó el plantel porque dos jugadores quedaron afuera (Sosa y el brasileño) y eso en un torneo donde jugás todos los días te sale caro.
Después también se fueron dando oportunidades a los jugadores de sub-20, como Teo y Franquito Duque, los goleros Bryan y Giovanni. Creo que de a poco nos fuimos rearmando y por suerte se pudo lograr el campeonato. Pero te repito, fue algo distinto porque sabía que era mi último año, jugando con mis amigos. Lo disfruté mucho, más que todos los otros. Y lograr un sexto título consecutivo, no solo no había pasado en Uruguay, sino que es difícil de que pase en el mundo en fútbol sala. Retirarme de esta manera era el broche de oro.
– En este sexenio se fue dando un avance en la forma de trabajar de Peñarol, ¿Qué cambió? ¿Cómo es el semana a semana del plantel?
Toda esta mística de los seis torneos comienzan con Gustavo Sánchez en 2019. Luego en la pandemia viene Hernán Basile y empieza el cambio: intentar ser profesionales. Al año siguiente llega Nacho Cabral y ahí sí, fue un cambio rotundo para todos. En el tema entrenamientos, en el tema alimentación, en el descanso. Él vino y el primer día y dijo que quería ganar la Libertadores. Todos lo quedamos mirando como diciendo este tipo qué se piensa… La ilusión siempre la tuvimos claramente, más jugando a un deporte colectivo, pero sabíamos que la brecha que hay con brasileños y argentinos era muy grande. Pero bueno, él nos convenció, con mucho laburo, con mucho esfuerzo. Entrenando en pretemporada de lunes a viernes, y si no teníamos cancha algún día, entrenábamos un día del fin de semana también. Teníamos suplemento, y también a algún compañero se le conseguía vianda por el tema de alimentarse bien. Fue un esfuerzo grande de dirigentes y jugadores.
Es ser profesionales. Uno lo intenta, no es sencillo, pero nos subimos al barco con él. La cabeza de Nacho logró convencernos a todos. Ahí entrenábamos cuatro veces a la semana en la tarde, y dos veces por semana a la mañana se consiguió el Palacio para complementar la parte física. Ni que hablar el trabajo del Profe Martín Garrido. Se le sumó el video análisis. Todos los días antes de la práctica teníamos 30/40 minutos de ver videos. Ahora tenemos a Facundo, que también, el trabajo de él es enorme. Muy agradecido con los entrenadores que estuvieron estos años en Peñarol que han dejado una marca y la vara muy alta.
– De sus diez años, le pedimos que nos destaque un par de momentos que recuerde con mucha alegría, y algunos de los otros…
Por suerte han sido más los lindos que de los otros. Creo que algo épico fue la clasificación a la final de la Copa en 2022 (victoria sobre Cerro Porteño en Bs As). Mirarnos a las caras, llorar, decir estamos en la final de la Libertadores, todo. Mucha felicidad. Con mucha gente acompañándonos, fue algo único. Otro momento el clásico del 10 a 2, en 2014. También fue tremendo. Partidos que te marcan. Y por último el primer gol en el Palacio Peñarol. Muchos me decían que no había mejor premio que retirarse este año y hacer ese gol en el Palacio. Uno no toma consciencia de las cosas que le han pasado, yo la verdad estoy muy agradecido al deporte y al club. Estoy satisfecho de todo lo que se logró con el equipo del cual soy hincha.
Otro que me acuerdo y que vale la pena comentar, no sé bien si fue en 2015, y es hasta medio cómico. Un partido amistoso a principios de año contra Brasil Kirin, que vamos a jugar un amistoso para el lanzamiento de la Liga Brasileña, estuvimos como una semana solo para un partido. Encima fuimos con plantel muy reducido, nunca me pasó. Le jugamos de igual a igual a ese cuadro (hoy es el Magnus), creo que fue la primera vez que me sentí respetado por los brasileños. Íbamos empatando y cuando nos hacen el 4-3 pedían la hora. Hicimos un partidazo. Pescado monumental. Nico Ordoqui la rompió. Buggiano se corrió todo. El Plancha y su caño a Xuxa. Papu Silveira, Nico Sacco, Rafita Ramos…
De las malas, lo que más me dolió y sufrí fue el perder esa final del 2022. Era la frutilla de la torta. Después tomás dimensión y es otra cosa, pero cuando estás ahí en el baile querés bailar. Cascavel en este caso era un rival muy duro, ya nos había tocado en la fase de grupos. A veces los uruguayos decimos, nos toca una en cien. Y estábamos convencidos que esa una en cien era esa. Se nos escapó por muy poco, porque hasta arrancamos ganando con el penal de Nico Ordoqui. Pero bueno, sinceramente estoy muy satisfecho con mi carrera y con el grupo de amigos que siempre estuvieron para apoyarme en todo sentido, tanto en las buenas como en las otras.
– ¿Cómo fueron sus inicios y cuándo el debut en Primera?
Yo comencé en Bohemios, porque iba al club de chico con mi hermano. Soy hincha de Bohemios en básquetbol. Empecé en el social con 10 años más o menos. Y con 13 ya estaba para jugar en Sub-15 pero no me dejaron. Me acuerdo que íbamos con mis amigos a ver, se jugaba en las canchas de cada uno de locales o en el Cilindro. Con 14 arranqué en Bohemios, y a los 15 me fui a River Plate, que habían algunos amigos del Liceo y estaba Álvaro Botto de técnico. Al año siguiente, Danel Darino que dirigía la Primera, me hizo debutar con los mayores, donde jugaba Martín Garrido.
– Una época donde había muchos equipos en juveniles, algo que ahora está costando. ¿Qué sucede ahora que hay una dificultad para captar jugadores desde chicos y cómo afecta?
Con respecto a la liga hemos involucionado muchísimo. Vos ves al lado, los brasileños, los argentinos, cada día juegan más y tienen más torneos. Hasta Chile, no te digo que nos superó, pero en tema de Liga está mejor que nosotros. Estamos hablando que son distintas infraestructuras y es entendible, pero yo lo que veo es que acá en Uruguay no se salen a buscar ni niños ni la manera de fomentar el deporte. Creo que AUF lo dejó muy de lado. Aparecen más que nada cuando vienen las elecciones porque precisan el voto del fútbol sala. No tengo idea ni me interesa el destino de la plata pero realmente creo que el deporte está muy venido abajo. El tema de la televisación me parece una vergüenza, que solo pasen el clásico. Eso demuestra la incapacidad por parte de ellos. Tenemos solo dos medios todo el tiempo haciendo llegar la información del deporte.
Si no me equivoco hay tres o cuatro equipos nomás trabajando en escuelitas. No se sale a buscar a los colegios o clubes deportivos. Como te decía, yo me formé en un club donde vas hoy en día y hay clases de fútbol sala para chicos de 10 años. Es algo recreativo, ¡pero juegan!. Nunca va nadie a tocar al club. Lo mismo con las ligas de los colegios. Pero no se trabaja en eso, no hay interés ninguno. Después tampoco tengo idea el tema de Desarrollo. Cada tanto veo que hacen una clínica en el interior, pero no hay mucha llegada.
Tuve la suerte de hacer el curso de entrenador en Argentina (Licencia A y B), y si estaremos lejos que cuando dan los cursos, ves la Liga de ellos y te das cuenta que es imposible competir. Creo que lograr un triunfo contra Argentina hoy sería una locura. Comienzan con 5 años a meter suela, control orientado. No te digo lo táctico, pero las bases del sala las aprenden de muy chicos. Y acá lo incorporan a los 18, 19 años. Es muy distinto.
– ¿Cómo sigue tu vinculación con el fútbol sala? ¿Ya te han invitado para participar en algo?
Tuve una propuesta de los dirigentes de Peñarol. Pero ahora a fin de año voy a tener familia y quiero dedicarle el primer año a mi hija y luego ver. Claramente seguiré vinculado y yendo a ver a mis compañeros, por lo menos a los partidos importantes. Después sí me encantaría comenzar la aventura de ser entrenador.