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El perro verde con Federica Silvera

«Antes de la profesionalización pensaba volverme sinceramente, después me propuse vivir esta experiencia», reconoció Silvera, que nos habló de su presente en San Lorenzo, sus inicios, la selección, y muchísimo más.

De la cuarentena voluntaria a la cuarentena obligatoria, el Perro Verde igual se las ingenió para conseguir una nota internacional. Ella está en Argentina desde hace casi tres años, después de haber levantado varias copas con Bella Vista y Río Negro City. Es una de las mejores jugadoras de los últimos años, número puesto en la selección tanto de sala como de once. En esta ocasión nuestro notero corrió más que nunca para alcanzarla y hablar de todo un poco. Desde Boedo vía El Show, cruzan el charco las palabras de Federica Silvera.

– ¿Cómo y cuándo comenzó el vínculo con el futsal?

La primera vez que jugué fue con Colón. Yo era sub-13 ahí y no se sabía si iban a hacer categorías mayores para el Baby fútbol. Se organizó si no me equivoco en el 2006 un torneo Intercolegial para una competencia internacional, jugué para Colón y de ahí me llamaron a jugar con Malvín, que fue el equipo que clasificó para jugar, fuimos cuatro de Colón. Ahí fui para Nacional con Wilder (Araújo), entrené pero no llegué a jugar porque no hubo torneo. Después seguí en Fénix. Ahí hubo un proceso de selección en 2009 con Jorge (Seré), y después de ahí me dicen para ir a jugar a Bella Vista.

– Le ha tocado jugar con varias referentes de la historia de la disciplina en el Uruguay. Nombrenos algunas y qué le han dejado?

Mariana Crocano creo que es la que más me marcó. Incluso fui a jugar a Bella Vista porque ella habló conmigo y mi mamá. Su papá trabajó muchos años con Leo (el papá de Guille, hermano de Federica). Se conocen de la Paz de donde es Leo. Y la primera vez que compartimos cancha fue en 2006 cuando jugué con Malvín. La mamá de Mari iba siempre a la cancha y mi mamá también. Con los años se hicieron amigas y además Mari vive a la vuelta de mi casa casi literal, un par de manzanas. El grupo de Bella Vista me marcó en general, me hicieron disfrutar del deporte y la amistad al simultáneo. Nos juntábamos mucho extra deporte y me llevo muchas amistades aunque yo siempre fui “la chiquitaza”, así me puso la Negra Marisa (Chazarretta) con quien me tocó compartir cancha. La vi retirarse, no fue tanto lo que la vi jugar.

La Cone (Silvia Sagrera) también, tengo una amistad hasta el día de hoy. Me lleva casi 20 años pero ella me enseñó a vivirlo apasionadamente, lo que me ha hecho reír afuera y adentro de la cancha, no te explico. Me la acuerdo marcando a Nega (jugadora del Barateiro) en la Libertadores… Creo que tienen historia en este deporte, pero todo el grupo me dejó amistades hasta el día de hoy. Creo que fue donde fui más feliz, con ese grupo que terminó en Río Negro City.

– Tuvo una carrera ascendente que la lleva a estar donde está hoy. Si mira para atrás, ¿qué ve en el camino? ¿Cuáles fueron los mojones más importantes para su crecimiento?

Cada Copa Libertadores o competencia internacional me dejó algo positivo, ese roce creo que como profesional siempre te hace crecer. En futsal creo que la brecha entre países sudamericanos es menor hoy en día que en cancha de once, y también lo viví así en las competencias que me tocó jugar. Y las ganas de siempre dar un paso más. Cuando me tocó representar a mi país con un club, creo que Río Negro me dio muchas alegrías y todos los que pertenecimos a eso me hicieron crecer y aportaron a que esté donde estoy. Disfruté cada Copa Libertadores jugada, como cada final para conseguir jugarla. Subir al podio en la Libertadores con San Lorenzo (2018) también me marcó, además que fue duro conseguir la clasificación. Y clasificar entre los cuatro con un gol faltando segundos para que termine el partido, fue inexplicable.

En selección fue increíble jugar una final pero soy consciente que no estaba la potencia en este deporte -sin distinción de sexo- pero nadie nos quita ese lugar. Aunque aún me siento que nos debemos conseguir algún otro logro con la selección. No siento que habiendo conseguido algo tan importante como jugar una final en 2015, se haya apostado al crecimiento desde lo obtenido.

Con Mariana Crocano en Canelones, vicecampeonas sudamericanas 2015.

– Usted en una época en la que jugaba en las dos modalidades (sala y once) tuvo algunos inconvenientes ya que había entrenadores y profes que pretendían que abandonara el futsal, algo que hoy sigue existiendo. ¿Cómo lidió con esa «presión» y cómo ve esa problemática que sigue acechando al femenino?

Creo que hoy enfrentándome a una profesionalización en uno de las dos disciplinas, entiendo que convertirte en profesional también incluye tomar decisiones y hay un dicho que dice, «el que mucho abarca poco aprieta” y que depende también de los objetivos personales. Estando en Uruguay me pasaba que veía muy lejos mi desempeño profesional incluso aún cruzando el charco no lo alcancé inmediatamente, y si creo que la responsabilidad y obligaciones que te demanda un contrato con un club, es lo mismo que con cualquier trabajo. Vos te comprometés con algo porque también del otro lado recibís compromiso, que no es lo que me pasaba en su momento en Uruguay, que sentía que me exigían algo sin darme nada a cambio y de alguna manera, era mi decisión experimentar ambos deportes y sacar lo mejor de cada uno para desarrollarme como profesional y persona. Creo que el apoyo, vínculo institucional con las deportistas en este caso, es un debe en todos los clubes en Uruguay. Por ahí ahora cambió un poco, pero es fundamental fortalecer esos vínculos, para crear pertenencia, para sentirnos protegidas, respaldadas. Yo siendo chica no lo sentí, en muchos casos. El motor que me llevó a seguir no fue un respaldo institucional, aunque jugué por amor a la camiseta y también jugué por amor a mis compañeras que elegiría dentro y fuera de la cancha, y ambas me nutrieron como personal y deportista.

– Desde el 2017 vive en Argentina, ¿cuáles son sus perspectivas y de vida actualmente?

Antes de la profesionalización pensaba volverme sinceramente, después me propuse vivir esta experiencia que fue algo inimaginable y sorpresivo, y que aún se está consolidando. En once estamos clasificadas a la zona campeonato y tengo muchas ganas de lograr el campeonato, los anteriores estuvimos muy cerca. En futsal, el coronavirus no nos permitió comenzar el torneo, pero con disolución de Kimberley antes de jugar la final para el pasaje a la Libertadores, obtuvimos la posibilidad de jugar nuevamente una Copa que ya está aplazada en fecha. Este año tenemos un planten largo en futsal y con muy buenas incorporaciones, la verdad que es un lindo desafío, intentar conseguir estar nuevamente en el podio. Extra deportivo, estoy preparando la tesis, espero culminarla a mediados de año.

– ¿Ya tiene pensado que va a hacer en el corto o mediano plazo?

Trato de ponerme objetivos cortos, año a año, pero sí me gustaría experimentar el fútbol europeo si surge la posibilidad en algún momento.

– Vayamos a la selección, ¿con qué sabor quedó después de la última Copa América de diciembre?

Como te dije antes, desde el 2015 cuando obtuvimos el pasaje a la final al 2019 creo que crecimos poco. Los procesos siguen siendo muy cortos y nos ganan por trabajo. Creo que estamos a la altura, este año con los más fuertes hicimos buenos partidos por momentos, pero no es suficiente. Por ahí mejorarnos en lo físico pero no se logró convicción en el modelo de juego y eso es fundamental y necesita trabajo para alcanzarlo. El coronavirus nos enseñó que la distancia no es una excusa y creo que es hora que la AUF se plantee un proceso más largo y serio y que no se haga de cara a los torneos recién un mes antes. Los calendarios de Conmebol se publican con tiempo y no veo cambios desde el 2015 a hoy en ese sentido.

– ¿Qué recuerda de las «turbulencias» con los dirigentes en las copas organizadas aquí, que luego repercutieron incluso en renuncias de jugadoras importantes?

No recibimos un viático adecuado a la responsabilidad que sí como jugadoras asumimos, casi que fue la misma historia los dos torneos jugados en Uruguay. En 2015 no tuvimos concentración siquiera, solo para la semi y final creo. No recuerdo bien y en 2017 se mejoró eso pero el viático fue inexistente, nos pagaron como si fuese un día de entrenamiento (la excusa fue que no nos correspondía un viático internacional), de todas formas creo que eso se mejoró por lo menos en fútbol once algo se avanzó. Creo que futsal los varones tuvieron también problemas del estilo y el planteo de ambos sirvió.

Con Río Negro City en una de las tantas finales contra Nacional.

– ¿Qué opina sobre la ausencia de esa players que se bajaron en los últimos torneos?

Me da lástima que la selección no se pueda conformar con las mejores y que todas estemos contentas de representarla. Damos ventaja en ese sentido y creo que es responsabilidad de AUF de no tomar con seriedad la elección de un cuerpo técnico exclusivo para la selección. Y no se aprende y parece que no se quiera formar una selección a la altura de una competencia internacional. Y no es mucho pedir me parece lo que se reclama.

– Compartió con muchas jóvenes, de la nueva camada, esta última selección. ¿Cómo se sintió?

Creo que muestra que más chicas se están interesando por el deporte desde más chicas también, es consecuente con los torneos organizados por la Conmebol de sub-20 y eso ayuda al crecimiento. En lo personal me parece positivo para el futuro.

Fotos: Archivo El Show y San Lorenzo oficial

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