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El pequeño gigante

«Desde el 2001 hasta el 2008 estuve siempre alternando las convocatorias de la selección». Marcelo Dinolfi recordó su época como jugador de primera línea en Uruguay.

Hace años se instaló en España con su familia. Allí también dio sus últimas muestras de calidad en torneos de divisionales menores. Antes, durante la década de los 2000, fue un jugador que desparramó talento por las canchas uruguayas, defendiendo las camisetas de Nacional, Peñarol y Malvín. Sobre su recorrido en clubes, sus experiencias en la Selección Uruguaya, Carlos Barbosa e Italia, El Perro Verde clásico dialogó largo y tendido con Marcelo Dinolfi. A disfrutar.

– Primero que nada cuéntenos de su actualidad, ¿cuándo emigró a España y si pudo jugar futsal desde su llegada?

Llevo en España 13 años, vivo en Castelldefels desde abril del 2008. A día de hoy, además de «pachangas» con amigos -fútbol y padel-, el único vínculo que tengo con el deporte es por mi hijo. Bruno, que cumplirá 8 años en Julio, juega en el equipo de Castelldefels. Trabajo en una empresa de servicios de telecomunicaciones (como Movistar aquí), llevo la dirección comercial de la empresa. Por suerte he crecido mucho laboralmente en esta empresa, llevo casi diez años trabajando y no puedo quejarme. A nivel deportivo, cuando llegué jugué unos meses en la 1era Nacional, en un equipo llamado Gava, pero como no había dinero de por medio, tuve que darle prioridad al trabajo. En el 2010 empecé a jugar en el CCR Castelldefels, por aquel entonces jugábamos en 3a catalana y la verdad que nos fue muy bien. Empezamos a subir de categorías, incluso mi último año ya jugaba poco porque dirigía el equipo B también, peleábamos para subir a 2a división nacional, perdimos el último partido del ascenso. Este equipo de Castelldefels es rival del equipo de Sergio Chacón, al cual tengo de vecino. Hace poco me enteré por alguna publicación de ustedes que estaba acá y pude encontrarme con él un par de veces, fui a algún entrenamiento y estuvimos de charla, ahora tenemos el contacto y espero que nos veamos más seguido.

– ¿Sus comienzos dónde se habían dado y cómo empieza la historia con Nacional?

Empecé jugando fútbol de salón, pero llegamos ahí porque teníamos un cuadro de amigos (Santa Rosa F5) donde nos vieron jugar y nos llamaron.
Primero se llamó Alianza de Pando y después Unión Santa Rosa-Shangrilá. Ahí jugaba con Seba Castro y Juampi Larrosa. Jugamos desde 1996/7 hasta 2000. Ese año después de haber jugado un torneo sudamericano con la selección Sub-19 de fútbol de salón, conozco a Carlos Rubio y él me lleva a probar a Nacional. Me ficharon cuando la mayoría de jugadores de Nacional estaban preparando el mundial de Guatemala. Ahí volvieron y jugamos las finales con Banco Republica que por suerte se ganaron. Ahí arranco mi camino en el futsal.

– ¿Cómo definiría esos años en el Tricolor donde ganan prácticamente todo, incluso una Libertadores Zona Sur?

Bueno, fue un ciclo espectacular. Teníamos varios referentes de mucho peso: el Negro Miguel, Nico, Mauro Roibal, el Pichu Skurko. Eran pesos pesados, no solo por lo que jugaban, sino por lo que enseñaban. Jugamos la Libertadores del 2001 en Carlos Barbosa, 2003 en Arica que la ganamos, y la del 2004 en Mar del Plata. Ese pasaje fue bueno, ganamos tres Uruguayos, la Libertadores en Chile. Era un equipo que ya venía dominando la década anterior y los que llegamos nuevos supimos adaptarnos para mantener un nivel alto.

En Brasil disputando la primera Libertadores de futsal organizada por Conmebol.

– ¿Qué recuerda de cómo jugaban y del plantel que tenían?

Lo que más destacó era la intensidad con la que se entrenaba, todos peleábamos mucho para poder estar entre los 8-9 jugadores que alternaban en los partidos. Después también recuerdo que se sumo el Chocolondo (Nuñez), otro grande que además de saber, hablaba de una manera que sabía llegarle a quien tenía adelante.

– Y luego tuvo la oportunidad de jugar en un gigante como el ACBF…

En enero del 2005 me voy a Brasil, estoy casi cuatro meses jugando y entrenando en Carlos Barbosa y la verdad fue algo increíble. Te sentías profesional de verdad, y no me refiero a cobrar por jugar. Llegabas al vestuario y tenías todo el material preparado para entrenar, ropa, calzado, vitaminas, todo. Entrenábamos tres veces al día en pretemporada y 2 veces en temporada. La cuidad solo respiraba futsal. En Brasil me cambió un poco la cabeza, me sirvió para ver y entender el futsal desde otro lado. Nos pesaban tres veces por semana, nos “controlaban” las comidas, el descanso. Ahí entendí un poco más la parte de entrenamiento invisible. O te cuidás o estás muerto.

– En Barbosa supongo habrá compartido cosas con jugadores muy importantes…

Fininho se cambiaba pegado a mí, un tipo genial. Lavoisier, Carlinhos, Bruno Souza, que fue el capitán en la Libertadores de este año. Con Fininho hacíamos competencia de 10 mts cuando acababan los entrenamientos. Honestamente no tenía nivel para jugar en ese equipo en ese momento. Había grandes jugadores. El único torneo para el que estuve convocado fue para la Copa Brasil 2005 pero no jugué ni un minuto. Sí jugué en la pretemporada varios amistosos pero oficialmente no llegué a debutar. Estuve en la lista que iba a ir a jugar la Intercontinental entre Abril y mayo pero lo liberaron porque después de perder un torneo en casa me dijeron que necesitaban la plaza para reforzar y trajeron jugadores nuevos. Lo mismo hicieron con algunos juveniles.

En primera fila, con la número 3, en un Barbosa de lujo.

– Después de esa experiencia llega a Malvín, ¿cómo fue ese pasaje por el Playero?

A la vuelta de Brasil voy a Malvín sí. Estaba Jorge y también se armó un equipo muy bueno. También estaban Miguel, Nico y Mauro. Pero Malvín tenía otros jugadores que ya estaban en el club, Nico Mato, Pancho Martínez, Fernando Ferla, Danielito Laurino que era muy chico pero ya se le veía grandísimas condiciones. Hicimos un buen año, la Libertadores de Paraguay fue muy buena (salen vicecampeones). Ahí se sumó Santi Blankleider, un pibe con el que me entendí de maravilla. En la Libertadores de Malvín se sumó Juampi Larrosa que venía de Nacional, otro con el que venía jugando desde los 15 años. Después de Malvín me voy a Italia en octubre del 2005, estoy hasta abril y cuando el equipo ya no tenía chances de subir me vuelvo a Uruguay, arreglo con Peñarol. Ahí me tocó jugar otra vez con uno de los equipos que mejor me sentí. Juampi Larrosa, Seba Castro, Andrés D’Alessandro, Nico Moli, Marce Scrigna, el Colo Reig, había muy buen equipo. Y ya emergían unos jóvenes Fede Fedele y Mascota Catardo.

– ¿Del hecho de haber jugado en Italia qué le quedó?

En Italia estuve dos veces pero pasé sin pena ni gloria. Siempre en A2. En el 2005 en Ariccia y en el 2007 en Matera. Lo de Peñarol fue en el 2006, juego todo el año y el 1° de enero de 2007 viajo nuevamente a Italia. Vuelvo cuando acabamos la liga, no entramos en Play off y vuelvo a Peñarol allá por mayo.

Luciendo la del Carbonero en una nueva Libertadores en Brasil.

– Y en el medio varias convocatorias a la selección uruguaya pero sin poder jugar un torneo eliminatorio. ¿Qué recuerda?

Con la selección, si bien participé de varios procesos y jugué en diferentes torneos amistosos y oficiales, solo una vez me sentí parte. Fue un torneo amistoso de 16 selecciones, una especie de Mundialito en Brasil (Grand Prix). Ahí sí jugaba, tenía minutos y creo que no lo hice mal. Todas las veces anteriores, sentía que iba de relleno, incluso muchas veces pensaba que estaba en mejor momento que otros jugadores que iban o que jugaban más, pero eso ya era cosa del entrenador y entiendo que llevaba o hacía jugar lo que él creía que era mejor. Desde el 2001 hasta el 2008 estuve siempre alternando las convocatorias de la selección, incluso en el 2008 participé de la gira por España. La verdad que ponerse la Celeste es algo muy emocionante, sin palabras y solo por eso, debo estar agradecido a los entrenadores que me dieron la oportunidad, aunque pueda estar en descuerdo con algunos aspectos.

– Ahora a la distancia, y habiendo pasado más de una década ya, ¿qué le dejó esa época de su vida siempre vinculado al futsal en Uruguay?

Recuerdos buenos y alguno malo también. De los buenos, principalmente la gente, jugadores y familiares, entrenadores, algunos dirigentes. Pocos, que sí querían ver este deporte en lo más alto, algo que lamentablemente, no todos piensan y actúan para conseguirlo. Por lo menos en mi época, todos peleando por sus intereses personales y no por el colectivo. No teníamos infraestructura para desarrollar el deporte en condiciones. Los jugadores, incluso de selección, preparaban los torneos haciendo doble horario con una jornada laboral en el medio, así se hacía muy difícil competir. También tengo un buen recuerdo de la gente como ustedes, que de manera desinteresada, tratan de darle un empuje y una difusión al futsal que tanto se merece. Ojalá algún día consigamos profesionalizar un poco más la disciplina y que nos lleve a un crecimiento que permita que Uruguay sea una selección que siempre esté arriba, que nuestros equipos puedan competir por ganar una Libertadores contra equipos brasileños, como lo acaba de hacer San Lorenzo. Con esto no le quiero quitar mérito a la que ganamos con Nacional en Chile, pero está claro que no es lo mismo.


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