Un deporte que no se ve
Sin trasmisiones oficiales, absurdos derechos reservados, no hay imágenes del torneo por ningún lado. AUF oculta lo que debería desarrollar.
Hace un tiempo escribíamos un editorial sobre El futsal secuestrado, respecto al erróneo modelo que aplicaba AUF para difundir nuestro deporte. A poco más de dos años la cosa está igual, o mejor dicho, mucho peor. En 2024 ya todos lo vimos (bueno, en verdad no pudimos ver casi nada), desde la plataforma oficial solo se trasmitieron los clásicos de ambas ramas y la final entre Peñarol y Urupan. Sobran los dedos de las manos para contar los partidos emitidos, a los que para acceder luego de su salida en vivo, había que esperar un promedio de tres días para poder ver nuevamente.
También podríamos caer sobre la calidad de la imagen, las repeticiones, la dinámica de cámaras para una trasmisión en esta disciplina, y ni que hablar de la parte periodística (análisis del juego, conocimiento de los jugadores, datos del torneo), pero todo esto ya ni preocupa, es como que quedó en segundo plano. Mientras pasen algún partido ya tiramos cohetes… si habrán hecho que la vara quede bien abajo.
Desde el área comunicacional de la AUF insisten en que los clubes disponen (previa autorización) de los derechos para trasmitir. Piensan, en su universo paralelo, que esa es la solución al tema difusión. Apenas Peñarol y Old Christians (la mayoría de las veces), son los que pasan sus partidos, por lo que el espectro de imágenes de nuestra liga local queda muy reducido. Es que claro, los clubes, en este medio de tantas limitaciones, tienen muchísimas cosas por las que ocuparse antes de que por generar una trasmisión partidaria, mientras el ente organizador de la competencia hace poco y nada en ese sentido.
2025 ya. Hoy en día vemos futsal de donde se nos ocurra. Es abrir Youtube, Instagram o Facebook y aparecen contenidos de Brasil, Argentina, Portugal, Italia, Rusia, España y demás. NO SOLO DE TRASMISIONES OFICIALES de las federaciones, y algunas otras de clubes, sino que otras tantas de medios locales de prensa o de productoras pequeñas con las que se alcanzan acuerdos. Por eso repetimos y lo haremos hasta el cansancio, que el reservarse los derechos -y prácticamente no usarlos- de un deporte amateur al que tenés que desarrollar, con nueve equipos en la liga nada más, y con un promedio de concurrencia de 50 personas por partido, es equivocado, absurdo y a esta altura una estupidez.
PD: ¿¡Cómo van a arrimarse los chicos y chicas a jugar a un deporte que no se ve por ningún lado?!