Te vamos a extrañar
Andrés Pollero, exárbitro de futsal, murió asesinado este domingo. El arbitraje y el futsal todo están de luto.
La fría crónica marca que una tarde de junio en la puerta de su casa en Sayago, tratando de evitar el robo de su vehículo, un acto criminal le quitó la vida a Andrés Pollero a los 42 años. La noticia impactó a todo nivel, dejando conmocionada a la familia del arbitraje y al ambiente del fútbol sala por completo. Pasaron las horas, la tristeza sigue y seguirá, pero algo había que escribir para mantener su recuerdo.
Árbitro en el sala durante mucho tiempo, Pollero ya las últimas dos temporadas había “colgado” el silbato por un tiempo para embarcarse en otros proyectos. Era asistente en fútbol once y uno de los más activos integrantes de AUDAF tratando siempre de defender sus ideales y a sus compañeros. Tuve la suerte de hablar infinidad de veces con Andrés, no solo en persona sino también por los medios que nos ofrecía la tecnología. Compartíamos el gusto por cuestiones artísticas y Contrafarsa fue uno de los primeros denominadores en común.
Después vino el turno de mostrar sus cualidades en la prensa. Su cálida y siempre paciente manera de expresarse lo llevaron a tener varias intervenciones en el dial uruguayo para referirse a temas reglamentarios. Más adelante llegó su momento en la docencia. Comenzó a trabajar en el IPEP, escuela de periodismo a la que yo había tenido la suerte de concurrir y siempre surgían “debates” sobre infinitos temas. Últimamente me había comentado que utilizaba algunos videos de Futsal Pro Uruguay para exhibir en las clases que dictaba, ya que según él tenían el “equilibrio justo” que debía tener una trasmisión. A partir de ahí surgían una cantidad de asuntos por los que charlar, siempre ligados al deporte que tanto abrazó y ansiaba ver crecer.

Ya en 2020 volvimos a conversar en más de una oportunidad vía Whatsapp. Yo quería saber en qué estaba la posibilidad de que fuera asignado en la Escuela de Árbitros de AUF, para trabajar en la instrucción y formación de los jueces de futsal, algo para lo que había presentado un proyecto hace ya meses. “Si optan por mí bien, ahí gambetearemos platillazos. Y sino haremos uso de la verba en otros espacios”, me dijo, con su toque tan particular.
Así lo quiero recordar, con su sinceridad plena, su hombría de bien, su lenguaje juguetón, su cabeza abierta y su sonrisa indisimulable. Hasta siempre Andrés, te vamos a extrañar.
Luis Silva