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La otra cara de Camboriú 2019

Camboriú, el balneario que no para de crecer, y una Copa que pasó casi desapercibida para los habitantes de la ciudad.

De las 120 mil personas que residen en esa hermosísima porción de tierra brasileña, muy pocas estuvieron enteradas de la realización de la Copa Libertadores de futsal femenino de la semana pasada. Ni el taxista, ni los de la panadería, ni el recepcionista del Hostel que quedaba a ocho cuadras nada más. El Hamilton Linhares Cruz, más conocido por ‘Ginásio da Barra’ recibió a pocos curiosos o torcedores de Cianorte que llegaron desde Paraná para seguir la competencia. Nunca más de doscientas personas en un escenario pensado para 1600 y que en su parte exterior se encuentra en reformas. Alguna complejidad para llegar al vestuario del segundo piso (salir a la calle, caminar 50 metros y subir luego) lo que hacía que algunos equipos se quedaran en cancha en el entretiempo. Para la prensa igual, desde la cabina oficial a la zona de prensa del torneo, había que dar toda la vuelta a la manzana. Pero como casi no había medios acreditados ni tampoco mucha gente en las inmediaciones, nunca hubo problema alguno y ya terminamos amigos con la seguridad, el mantenimiento y los enviados de Conmebol en pocos días.

El ingreso principal para el público en el gimnasio Hamilton Linhares Cruz.

El Gimnasio estaba ubicado en la zona «Barra Sur» del Balneario. Sección que, dividida por una ensenada del Río Camboriú, separa los barrios de clase media, con la zona más top de Brasil. Edificios opulentos, yates que en Punta del Este solo se ven de paso, y una carta de precios de acceso vip. Por la rambla el viernes abrió un tal «La Belle», de electrónica y lujosas instalaciones, que cobraba un ingreso de 250 Reais. Sí, casi 2500 pesos (mirá de quién te reíste Lotus). Así todo en esa zona, donde las Ferraris y Porches pasan más seguido que el 121, y donde se construye sin parar. Al lado del puertito casi está pronta una torre que tendrá 80 pisos y pasará a ser la más alta de Latinoamérica. Dicen que ya el Penthosue fue comprado por Neymar, por su puesto, a un precio astronómico.

Siguiendo por la Playa Central, decorada por todos estos rascacielos gigantes, a unas cuarenta cuadras queda el Centro. Muy prolijo, con avenidas llenas de comercios y hoteles. Actividad hasta la medianoche, y muchos «Kioskos» con mesas para disfrutar la Schin o Brahma a precio bajísimo. Allí se alojaron las delegaciones de todos los equipos, así como también la de las árbitras del torneo. Lejos, bastante lejos se ubica la Rodoviaria o estación de ómnibus, donde constantemente entran u salen buses desde y para Florianópolis, Porto Alegre y Sao Paulo.

La pasarela que cruza el río y al fondo las torres que llegarán a tener ochenta pisos.

También está el telesférico, bajando del cerro hasta el Muelle de la barra, lugar de donde salen los típicos barcos pirata. Allí también , a una cuadra y muy cerca del gimnasio, se erige la ‘pasarela’, una imponente construcción de cuatro pisos que sirve de puente para cruzar el río mencionado al principio. La obra es del 2006 y todo el día cruzan desde el cuarto piso (hay que subir por el ascensor) con una vista panorámica como si estuvieran caminando por la galería de un shopping.

Desde ahí también, pero hacia afuera, nace la Avenida Interpraias, ya con un relieve ondulante (el Cerrito de la Victoria un poroto) que nos lleva a otras playas más ‘populares’ como la famosa Laranjeiras, Taquarinhas o inclusive una nudista: Pinho. En diciembre, aunque esperábamos más, el tránsito y el movimiento eran normales. Igual el fin de semana apenas se veía la arena, pero ya tras las fiestas será otra cosa. De los 100 mil y pocos el Balneario pasa a albergar cerca de un millón de personas, y ahí es cuando todos los locales y alojamientos vacíos o cerrados, pasan a generar una actividad mounstruosa, lo que la hace autodenominarse como «la capital catarinense del turismo». Se acabó otra copa, y como siempre, además del futsal, le dejamos la otra cara…

Mañana sin sol y con llovizna, un clásico de Balneario Camboriú.






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