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El logro eterno

A 20 años de la Libertadores de Nacional.

Setiembre de 1996. Más de 2000 personas en el gimnasio del Club Atenas, sede del Sudamericano de fútbol de salón que organizó el Club Nacional de Football. Los tricolores eran los reyes de la disciplina por esos años y apostaron fuerte a la Copa, con un equipo plagado de figuras y dirigido por Gustavo Llano, quien había continuado el legado de César Robido.  

La transición hacia el futsal FIFA ya había iniciado lentamente, pero en nuestro país recién AUF había acogido a la disciplina un año antes. En el concierto sudamericano seguía siendo lo más fuerte el fútbol de salón, con el destaque para los paraguayos, que tenían a Rubio Ñú y San Antonio como representantes en el certamen. Fue a este último equipo al que Nacional venció 4-1 en la final, logrando el primer y único título * de un equipo uruguayo en la historia del salonismo. 

Este sábado jugadores, dirigentes, cuerpo técnico y allegados de aquel equipo se reunieron en la sede del club para recordar la gesta. El Show habló sobre lo que representó aquel Sudamericano para ellos, con Miguel Aguirrezabala y Nicolás Moliterno, dos símbolos de aquel Nacional donde también brillaron Guillermo Martínez, Javier Medina, Gustavo Silva, Walter Skurko, Javier Píriz, entre otros.
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Matador
“Fue de los grupos que me marcó en mi carrera. Haber jugado en Nacional tanto tiempo, haber logrado tantos títulos que logramos, y más que nada la familia que se formó. Los que se iban agregando iban entendiendo lo que era Nacional en esa época. Gracias a eso hoy festejamos cuarenta personas con ganas de vernos y rememorar ese momento inolvidable”, señaló Moliterno, actualmente coordinador del futsal de Malvín. 

El eterno goleador recordó que el Torneo Sudamericano “se armó gracias a un grupo de dirigentes que encabezó Carlos Aguirrezabalaga. Pudimos hasta concentrar en el Hotel Casino Carrasco, se hizo terrible trabajo, se llenó el Atenas todos los días. Fuimos haciendo el camino de a poco, eran partidos todos difíciles. Sobre todo los paraguayos en la semifinal y final”. 

“Eran guerreros, guapos. Nosotros estábamos endulzados, veníamos viento en popa. Se sumó Lamanna, el Rata (Rafael Ratt), el Cubano (Claudio Guerra)… Lo supimos sacar adelante y logramos hacer historia. Cuando uno pasa por una rama de algo trata de dejar algo y bueno, nosotros dejamos ese Sudamericano. Vamos al interior y nos reconocen todavía, porque en esa época lo pasaba el canal 5”, apuntó Moliterno.

El Negro 
“Teníamos un equipazo, que era la base de la selección. El partido más difícil que teníamos en el año era el que jugábamos entresemana, todas las semanas. Las prácticas eran más parejas que los partidos. Hubo un año que salimos campeones ganando todo. Llegamos hasta dar vuelta un 6-0 contra Boston River”. El que habla es Miguel Aguirrezabala, que hizo hincapié en el compromiso de aquel plantel. 

“Era un plantel que nadie faltaba a entrenar. Había un respeto hacia el compañero y hacia la autoridad que era el técnico. Cada uno asumía su rol sin decir una palara, muchos de ellos jugando muy pocos minutos, pero siempre sumando”, añadió.

Miguel recuerda que ganar el Sudamericano “costó muchísimo, porque los paraguayos eran muy buenos. Fue capaz la vez que jugué con más gente a favor. ¡Explotaba el Atenas! Me acuerdo de una anécdota después de la semifinal, mientras nos bañábamos el cuadro que había perdido ya estaba pronto para comer. Subimos a la cantina del Atenas y los rivales nos recibieron con un aplauso. Esas son cosas que te quedan”.

“Parece cada vez más lejano que un cuadro uruguayo gane una Libertadores. Pero no fue solo esa vez, cada vez que viajábamos a un torneo lo peleábamos. Fuimos vicecampeones un par de veces. Fue una generación inolvidable. Algunos eran de otro planeta, el caso de “Coco” Píriz. En ese deporte donde no se podía salir del área ni era necesario jugar con los pies, el tipo tenía todo para ser el mejor. Después Nico, que fue de los primeros de mi generación en ir a jugar a Europa, sin pasaporte comunitario, como extranjero. Y ya vino con cosas de allá que nos dio un salto de calidad”, apunta Miguel sobre aquel equipo, que fue la base de la selección que en 1997 saldría segunda en el Mundial de México.

“Si Coco (Píriz) en la final no tiene fiebre creo que no la perdíamos. En el vestuario resolvieron que no jugaba. Siempre aclaro que Carlitos Clavero era un excelente golero, pero el Coco era de otro planeta. En esa final yo perdí dos pelotas que terminaron en gol, no fue culpa de Carlitos, pero si estaba el Coco me salvaba las macanas mías. Eso nos influyó mentalmente también, más allá del cansancio que teníamos por la seguidilla de todo el Mundial”, afirma el actual entrenador de la selección uruguaya de beach soccer.

Aguirrezabala también se refirió a otros protagonistas de aquel título: “El técnico era Gustavo Llano. Vino después de César Robido, que había hecho un trabajo distinto a lo que se venía haciendo, con mucho de táctico, de jugadas preestablecidas. Con movimientos ofensivos practicados y repetidos. Quiero recordar también a los dirigentes que organizaron el torneo y a los sub 20 que venían pidiendo cancha como Juan Falco, Diego Taborda, Bruno Rinaldi, Martín Pérez”. 

“Tuvimos una difusión importante. Salimos en todos los canales. A mí me llamó Ceferino Rodríguez. Dimos la vuelta olímpica en el Estadio. Son lindos recuerdos. Pasamos por muchas cosas, desde el fallecimiento de nuestros padres hasta el nacimiento de nuestros hijos. Fue toda una vida juntos por el deporte, por una causa. Y eso se trasmitió en la cancha”, concluyó Miguel.

(*) En el 2003, ya Futsal FIFA, Nacional también ganó la Copa Libertadores Zona Sur, perdiendo en las finales continentales ante Carlos Barbosa de Brasil.

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