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Río Branco 2007, de recién ascendido a campeón

Expediente secreto #2 Mincho, los «brasileros», y un equipo que apareció de la nada para escribir la mejor historia.

Habían subido tras ganar de punta a punta la primera temporada de la Divisional B en 2006, un torneo que se definió entre los ganadores de la etapa metropolitana y la etapa interior. Ya ahí Río Branco había dado muestras de su enorme potencial, aprovechando su ubicación fronteriza, que le permitía alimentar a su buena base local con jugadores del otro lado del Río Yaguarón.

En el 2007 en la Primera de AUF había varios nenes para un solo trompo, y los grandes más que nada, querían volver a la cima después de lo que había sido el campeonato ganado por Malvín el año anterior. Además de Nacional, Peñarol y el vigente campeón, también aparecía Old Christians asomando cada vez con más peligro, y por supuesto que Banco República, animador de todos los torneos de esa década.

Pero el equipo de Cerro Largo, el benjamín de la categoría, no necesitó pagar derecho de piso. Por el contrario, sobresalió de entrada, por su juego colectivo vistoso y la capacidad para encontrar el gol por varias vías. Un golero que salía a jugar hasta la mitad de la cancha (en esa época todavía no existía la regla del doble toque) y que además de jugar bien con los pies poseía un remate peligroso. Ese era Junior, uno de los brasileños. También estaban Henri, Baltasar, Minhoca, Leandrinho y Marquinhos.

Sin embargo, el mejor de todos, el que dirigía la batuta, el que sorprendía cada fecha con un nuevo truco, era el “Mago”, Mincho Hernández. El 10 la rompía, dejando extasiados a los jóvenes (propios y rivales) con sus definiciones imposibles, sus no-look pass, y hasta con su forma de comunicarse con sus compañeros en perfecto portugués.

Esa temporada jugaron nueve equipos en la Divisional de Honor. El Apertura fue un impacto la aparición de Río Branco. Por el nivel y por los resultados. ¿Cómo un equipo que viene de la B podía campeonar? Lo hizo en una final ante Malvín, ya que habían empatado en puntos. En el Clausura, ya sabiendo los demás de su estilo de juego y características, igual no hubo forma, y Río Branco se coronó campeón de nuevo, manteniendo el invicto en su casa durante las dos ruedas, con solo un empate. Así se quedó con la Liga Uruguaya, pero no con el Campeonato Uruguayo. ¿Cómo era posible? Es que en esos tiempos, en alguna oportunidad, se jugaba una fase extra, y el que la ganaba, accedía a las finales por el título de la temporada. Nunca estaba demasiado claro para todos cómo era el sistema.

Incluso Río Branco creyó que se terminaba todo ahí, y así lo recuerda Fabián Hernández: “Nosotros pensamos que ya éramos campeones. Tengo en mi retina que le ganamos 7-6 a Malvín acá en la última fecha, pero después no sé qué pasó. En la Liguilla nos quedamos en un cuartel en Maroñas, con la sub-20. También me acuerdo que mi viejo estaba internado en Oncología y un día antes de que lo operen se escapó para ver la final en Cilindro”.

Esa Liguilla se disputó en dos series de cuatro equipos cada una; el noveno de la tabla, que había sido Liverpool de Canelones, quedó relegado a jugar un repechaje con el 2do de la B. La idea de la Liguilla era jugarla en el interior. Mercedes desistió a hacerla (Abstemios había ganado el ascenso justo en ese mismo 2007). Río Branco después la pidió pero tampoco se la dieron. Se hizo finalmente en Montevideo, con partidos en días consecutivos. El campeón fue Peñarol, que derrotó a Banco República en la final.

Definición de la temporada 2008; Mincho y Sena capitanes.

Así es que se debía jugar una definición por el Uruguayo. Los de la frontera con ventaja ya que habían obtenido el torneo más largo, mientras que los aurinegros tenían que ganar dos veces para festejar. Una noche de diciembre en el Cilindro Municipal, un ómnibus lleno desde Río Branco llegó con jugadores e hinchas para vivir el partido que podía ser definitivo. La historia no empezó bien, ya que Peñarol iba ganando 3-0 hasta los 10’ del primer tiempo. Pero después la máquina se aceitó, se puso en modo 40×20, y construyó la remontada. Al entre tiempo se fueron igualados, y en el global finalizó 5-3 para alcanzar el título histórico. Tres de Mincho y dos de Henri, coronaron a los dirigidos por Dadier Flaniguen.

En la próxima temporada Río Branco volvió a ser protagonista, pero había un tema que venía siendo desgastante para el club, y era el cuestionamiento por la cantidad de extranjeros utilizados, algo que varios equipos consideraban antirreglamentario, y que la AUF tardó una vida en resolver. Por ello el conjunto de Cerro Largo desistió de continuar en los torneos de futsal oficiales tras su participación en el Uruguayo 2008 y en la Libertadores de Jaraguá do Sul 2019.

El club reapareció en la escena nacional en 2013, cuando ganó el campeonato de la Federación Uruguaya de Fútbol de Salón, en su única participación. Para 2019 volvió por cuatro temporadas al futsal asociacionista, alcanzando su mejor rendimiento en 2020 cuando llegó a la final en Primera y se llevó el título de campeón en sub-17.

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